En un operativo de precisión que marca un hito en la actual escalada de tensiones en la Franja de Gaza, el Ejército de Israel ha confirmado la eliminación de Ramzi Ramadan Abd Ali Saleh, presunto comandante de la Fuerza Naval del grupo terrorista Hamas en el norte de Gaza. Este ataque, considerado un golpe estratégico, se produce en un momento crítico, con negociaciones para un alto el fuego en curso en Qatar y una región que sigue en vilo por la volatilidad del conflicto. La noticia se divulgó tras una serie de intensas operaciones que Israel ha llevado a cabo en las últimas semanas.
Según el comunicado oficial del Ejército israelí, Saleh había estado activamente involucrado en la planificación y preparación de ataques marítimos dirigidos contra las tropas israelíes. Su eliminación representa un esfuerzo por desmantelar las capacidades ofensivas de Hamas en el ámbito naval, un frente que, aunque menos visible que los ataques con cohetes o incursiones terrestres, es crucial para la estrategia de infiltración y el traslado de armamento y combatientes. La importancia de este blanco radica en su rol organizativo y su conocimiento de las tácticas y recursos de la fuerza naval de Hamas, que incluyen el uso de submarinos improvisados, buzos de combate y embarcaciones ligeras para operaciones encubiertas.
El conflicto entre Israel y Hamas ha sido una constante fuente de inestabilidad en Medio Oriente, con ciclos de violencia que se intensifican periódicamente. La eliminación de figuras clave como Saleh es parte de la estrategia israelí para degradar las capacidades de liderazgo y operativas de los grupos armados palestinos, buscando reducir la amenaza a su seguridad. Sin embargo, estas acciones a menudo conllevan el riesgo de una escalada, provocando respuestas que mantienen el ciclo de violencia activo.
Este desarrollo se enmarca en un panorama regional sumamente complejo. Horas antes del anuncio del abatimiento de Saleh, Israel interceptó un misil lanzado desde Yemen, un indicio de la propagación del conflicto y la participación de actores regionales indirectos. La milicia palestina de Yasser Abu Shabab, por ejemplo, ha admitido su cooperación con Israel en ciertas acciones contra Hamas, lo que revela la intrincada red de alianzas y rivalidades dentro de los territorios palestinos y más allá. Por otro lado, la primera aparición pública del líder supremo iraní, Ali Khamenei, desde el alto el fuego con Israel, subraya el papel de Irán como actor influyente en la región y su apoyo a grupos como Hamas y otras milicias que operan contra Israel.
Mientras tanto, en la arena diplomática, las negociaciones en Qatar para un alto el fuego continúan, aunque con dificultades. La comunidad internacional presiona por una tregua duradera y la liberación de rehenes, pero los avances son lentos y cada acción militar en el terreno, como la eliminación de Saleh, añade capas de complejidad a las discusiones. La visita del expresidente estadounidense Trump a Netanyahu en la Casa Blanca para tratar este tema refuerza la dimensión internacional del conflicto y el interés de las grandes potencias en encontrar una salida pacífica, a pesar de las continuas hostilidades. La muerte de Saleh es, sin duda, un factor que pesará en las futuras etapas de esta compleja dinámica.
