La escalada de tensión en Oriente Medio ha alcanzado un punto crítico. Israel parece estar preparándose para lanzar un ataque inminente contra Irán, una acción que podría inflamar aún más la región y, potencialmente, desbaratar los esfuerzos diplomáticos de la administración Trump para negociar un acuerdo que impida a Irán desarrollar una bomba nuclear. Esta grave preocupación ha sido confirmada por funcionarios de Estados Unidos y Europa, lo que ha llevado a Washington a tomar medidas preventivas significativas.
En un claro signo de precaución, Estados Unidos ha retirado a su personal diplomático no esencial de Bagdad, Irak, y ha autorizado la salida voluntaria de familiares de militares estadounidenses de todo Oriente Medio. Esta medida incluye la autorización para que el personal no esencial y los familiares de los diplomáticos abandonen las embajadas estadounidenses en Baréin y Kuwait, países que albergan una importante base naval estadounidense.
Aún no está claro el alcance exacto del ataque que Israel podría estar preparando. Esta situación de creciente tensión se produce después de meses de intensa presión por parte del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha instado al presidente Trump a aprovechar lo que Israel percibe como un momento de vulnerabilidad para Irán. Es importante recordar que Trump había rechazado un plan similar hace varios meses, insistiendo en que buscaba una oportunidad para negociar un acuerdo con Teherán que limitara la capacidad de Irán para producir más combustible nuclear. Aunque Trump había advertido a Netanyahu de no lanzar un ataque mientras las negociaciones de Estados Unidos con Irán estaban en curso, su optimismo sobre un acuerdo diplomático ha disminuido en los últimos días, especialmente después de que el líder supremo iraní rechazara una propuesta de la administración que habría eliminado la capacidad de Irán para enriquecer uranio en su territorio.
Por su parte, Irán no se ha quedado de brazos cruzados. Un alto funcionario iraní ha revelado que el gobierno y militares ya se han reunido para discutir una respuesta, la cual implicaría un contraataque inmediato contra Israel con «cientos de misiles balísticos». Este plan se basa en experiencias previas, como el masivo ataque con misiles iraníes en octubre de 2024, que, si bien causó daños limitados en parte debido a la ayuda de Estados Unidos para interceptar los proyectiles, demuestra la capacidad y la intención de Teherán. El ministro de Defensa de Irán, el general Aziz Nasirzadeh, ha advertido que, si las negociaciones nucleares fracasan, Estados Unidos sufriría «grandes pérdidas» y sus bases militares en la región estarían «a nuestro alcance», prometiendo atacarlas. La misión iraní ante la ONU también ha condenado las declaraciones del general Michael E. Kurilla, jefe del Mando Central de EE.UU., calificándolas de «militarismo» que «alimenta la inestabilidad».
La comunidad internacional también está en movimiento. La junta de gobernadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Viena está deliberando sobre una resolución presentada por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania que censura a Irán por avanzar rápidamente en su programa nuclear y violar otros compromisos adquiridos en el marco del acuerdo nuclear de 2015. Se espera que la junta vote esta resolución de censura. El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, ha advertido que tal censura «obligará a Irán a reaccionar con FIRMEZA». Una censura podría incluso ser motivo para que el Consejo de Seguridad de la ONU restablezca las fuertes sanciones económicas contra Teherán que se levantaron como parte del acuerdo de 2015.
El programa atómico de Irán ha avanzado «espectacularmente» desde que Trump abandonó unilateralmente el acuerdo de 2015 en 2018. Analistas estiman que Irán está a punto de poder fabricar suficiente material nuclear para alimentar 10 armas nucleares, aunque la construcción de un dispositivo viable, si Irán decidiera seguir esa opción, podría llevar varios meses más. Sin embargo, muchos altos funcionarios israelíes ya consideran «inaceptable» este progreso y han amenazado abiertamente con emprender acciones militares contra sus instalaciones nucleares. Israel ve una «oportunidad de oro» para resolver un problema que dura décadas, ya que ha diezmado recientemente a Hezbolá y Hamás (grupos aliados de Irán) y los ataques aéreos israelíes del año pasado redujeron gravemente los sistemas de defensa aérea de Irán. No obstante, algunos analistas advierten que Irán ha estado restaurando esas defensas, lo que hace que la acción israelí contra el programa nuclear iraní sea cada semana más arriesgada. Tampoco está claro si Israel puede infligir un daño decisivo sin la ayuda militar de Estados Unidos.
Las repercusiones económicas ya se sienten, con los precios del petróleo en EE.UU. subiendo por encima de los 68 dólares el barril, su nivel más alto desde principios de abril, ante la posibilidad de interrupciones en el suministro por los combates o sanciones más duras contra Irán. En este volátil escenario, la advertencia de Gran Bretaña sobre nuevas amenazas al transporte comercial en Oriente Medio se suma a la preocupación, instando a los buques que transitan por el golfo Pérsico, el golfo de Omán y el estrecho de Ormuz a extremar la precaución debido al «aumento de las tensiones en la región». En cuanto a la presencia militar de EE.UU., el portaaviones estadounidense Carl Vinson lleva varias semanas en el mar Arábigo con más de 60 aviones, incluidos cazas F-35 avanzados. Aunque la Marina ha afirmado que, por el momento, no hay planes de cambiar la posición del portaaviones, Estados Unidos también mantiene desplegadas «varias docenas de aviones de combate y ataque» en Oriente Medio, los cuales fueron utilizados ampliamente para defender a Israel de los ataques iraníes el año pasado. La situación sigue siendo fluida y de alta incertidumbre.
