sábado, junio 21, 2025
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    Una Justicia a la Medida del Poder: El Caso Jet Set y la Impunidad de Siempre

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    EDITORIAL

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    La reciente decisión del Tribunal de Atención Permanente del Distrito Nacional de enviar a sus hogares a los imputados Antonio y Maribel Espaillat, propietarios de la discoteca Jet Set, tras imponerles una garantía económica de 50 millones de pesos, confirma lo que por décadas ha sido una amarga constante en la República Dominicana: el sistema de justicia no es igual para todos.

    El desplome del techo de la icónica discoteca no fue una simple tragedia accidental; fue el resultado de años de negligencia, advertencias ignoradas y una cultura empresarial donde el beneficio económico se impone sobre la vida humana. La muerte de más de doscientas personas no es solo una cifra escalofriante, es un grito de indignación que exige justicia real, no un espectáculo procesal.

    Sin embargo, la rapidez con que el sistema permitió que los responsables regresaran cómodamente a sus casas, apenas días después de su apresamiento, contrasta con la dura realidad de cientos de ciudadanos que cumplen prisión preventiva por delitos menores, muchos sin juicio, y sin el privilegio de un apellido o una chequera influyente.

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    La garantía económica de 50 millones de pesos impuesta por el tribunal, aunque abultada en cifras, se diluye ante el poder económico de los imputados. Para muchos, no es más que un peaje administrativo, una fianza simbólica que perpetúa el mensaje de que la justicia dominicana tiene precio.

    Esta decisión no solo hiere a las víctimas y sus familias, sino que erosiona aún más la confianza de la sociedad en sus instituciones. Porque cuando las cárceles se llenan de pobres, y las casas lujosas albergan a los culpables más poderosos, la impunidad deja de ser una percepción y se convierte en norma.

    Hoy, más que nunca, se hace urgente una transformación profunda del sistema judicial. No bastan discursos ni reformas cosméticas. La justicia no puede seguir siendo un privilegio del poder, debe ser una garantía del pueblo.

    De lo contrario, la tragedia del Jet Set no será la última. Solo será la próxima página en una historia larga y dolorosa, escrita con los nombres de los caídos y la impunidad de los de siempre.

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