Los estragos causados por las frecuentes explosiones de una tubería en la calle Fernando Bermúdez de Bella Vista, al suroeste de Santiago de los Caballeros, van más allá de las pérdidas económicas por los daños ocasionados a la propiedad con las fugas de agua.
Y es que muchas familias están atravesando por traumas psicológicos al no poder conciliar el sueño, por temor a que en cualquier momento dicho sistema pueda estallar e inundar sus viviendas mientras están dormidos.
«Mi esposa me tiene un lado alzado para que nos mudemos de aquí a un lugar donde podamos vivir en paz», expresó Rafael Antonio Espinal, uno de los afectados.
El señor, de unos 70 años de edad, cuenta que prefiere quedarse en el lugar donde ha residido casi toda su vida con la esperanza de que los trabajos que están realizando en la actualidad, para sustituir la tubería, corrijan el problema.
Tanto Espinal como los demás vecinos sostienen que, desde mediados de 2019, cuando se registró la primera gran explosión de la tubería, se han registrado más de 50 averías, las cuales, además, les cuestan a las familias porque tienen que comprar el agua durante los días que duran sin el servicio, mientras reparan la falla.
Denuncian que desde la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan) no mandan un camión del mineral en auxilio de los afectados.
Asimismo, sostienen que nunca asumen con la totalidad de los gastos de los ajuares del hogar que pierden al inundárseles sus viviendas con las frecuentes fugas de agua. Otras pérdidas invaluables además de los artículos del hogar y las inundaciones a causa de las averías, son las muertes de chivos, cerdos, gallinas y otros animales, los cuales crían los vecinos, tanto para comercializarlos como para consumirlos.
En el caso de la calle Franco Bidó, los vecinos no descartan llevar la institución acuífera a la justicia para que asuman los gastos de los artículos que se les han dañado producto de la situación.
«En marzo yo tuve que invertir más de ochenta mil pesos comprando cámaras de seguridad y los demás artículos que se dañaron con el agua que entró al hotel», afirmó Cristóbal Ortega, propietario de dicho establecimiento.
Tanto Ortega como los demás afectados denunciaron que desde la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan) solo les prometen que cubrirán los gastos de los artículos que resultan dañados con las explosiones de la tubería.
«En mi caso, me hicieron llevar tres cotizaciones para decirme que no había pruebas suficientes para asumir los daños», Argenis Polanco, otro de los moradores.