La decena de soldados que se arremolinan frente a las pantallas de plasma que recogen las imágenes en directo que envían los drones gritan con entusiasmo cuando una fumarola comienza a surgir de la vivienda. «¡Wooow!».
«¿Dónde están los rusos? ¿En el primer piso?», se escucha preguntar en la comunicación radiofónica proveniente del campo de batalla.
«¡No, están escondidos en el segundo piso!».
«(Dispara) ¡Un poco más abajo! ¡Suka! (perra, un insulto)»