Irán despidió este miércoles al fallecido presidente Ebrahim Raisí con un masivo funeral que contó con una destacada asistencia internacional de mandatarios y cancilleres, en un gesto de apoyo a la República Islámica.

Raisí perdió la vida el domingo junto con el ministro de Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, y otros seis pasajeros en un accidente de helicóptero en el noroeste del país, en circunstancias aún no esclarecidas.

El funeral comenzó con un rezo liderado por el líder supremo, Ali Jameneí, en la Universidad de Teherán, al que asistieron altos funcionarios políticos y militares del país, así como el líder político de Hamás.

Después del rezo, una procesión llevó los ocho féretros desde la Universidad de Teherán hasta la plaza Azadi, donde cientos de miles de personas se congregaron para despedir a Raisí, el líder ultraconservador que ascendió al poder en 2021 en unas elecciones marcadas por la baja participación.

Durante su mandato, se registró un aumento de la represión en el país contra críticos, activistas y periodistas, y especialmente contra las mujeres que no cumplían con el uso del velo, lo que desencadenó protestas contra el régimen.

A pesar del fervor en las calles durante el funeral, Teherán se vio bastante desierta debido a que se declaró día no laborable.

Además de la asistencia nacional, unas 50 delegaciones internacionales presentaron sus respetos a Raisí y a los otros fallecidos en el Centro de Conferencias Internacional de Teherán.

Entre los presentes destacaron líderes de varios países y representantes de organizaciones como Hamás, Hizbulá y los hutíes del Yemen.

Los actos funerarios continuarán en diferentes ciudades del país, culminando con el entierro de Raisí en Mashad, en un mausoleo de gran importancia religiosa. Este funeral masivo busca proyectar una imagen de fuerza en medio de la incertidumbre tras la pérdida de un líder que se perfilaba como posible sucesor de Jameneí.