Así narra Carmen González sobre los sacrificios que tuvo que hacer para ayudar a que su hijo Josuar De Jesús González se desarrollara en el béisbol y firmara por 3.0 millones
Los sacrificios, tarde o temprano, son recompensados, y Carmen González es una prueba viviente de ello. Su historia, marcada por el esfuerzo inquebrantable, es un ejemplo inspirador para muchos.
Desde muy joven, Carmen asumió el papel de “madre y padre” para sacar adelante a sus tres hijos. El pasado miércoles, su arduo trabajo y dedicación fueron coronados cuando su segundo hijo, Josuar De Jesús González, firmó un contrato por 3 millones de dólares con los Gigantes de San Francisco, marcando el inicio de una prometedora carrera en el béisbol profesional.
Un camino lleno de sacrificios
Carmen no escatima en detalles sobre los retos que enfrentó para que su hijo pudiera alcanzar este logro. “Vendí hasta gasolina para sostener el hogar y comprar los útiles de béisbol para mi muchacho”, recuerda. Sin empleo formal en aquel entonces, encontró en la venta de combustible en botellas y galones, a la orilla de carreteras, una forma de mantener a flote a su familia.
Además, trabajó vendiendo perfumes, maquillaje y ropa a través de catálogos, y todo esto mientras su hijo Josuar destacaba en las ligas menores, demostrando su talento y potencial.
Un apoyo fundamental y pérdidas irreparables
Durante los momentos más difíciles, Carmen contó con el respaldo de su madre, Carmen Ramona Paulino, quien cuidaba de los niños mientras ella trabajaba. Sin embargo, la pérdida de su madre en el año 2000 representó un duro golpe para la familia.
A pesar de las adversidades, Carmen continuó luchando por el bienestar de sus hijos. Hace tres años, se mudó de San Pedro de Macorís a Madre Vieja, en San Cristóbal, para estar más cerca de Josuar, quien estaba desarrollando su talento en la academia de béisbol de Jaime Ramos.
Un sueño hecho realidad
Hoy, gracias al contrato firmado por Josuar, la familia puede disfrutar de una estabilidad económica que antes parecía inalcanzable. La alegría del momento quedó inmortalizada en fotografías familiares tomadas durante la firma, mientras Carmen no podía contener las lágrimas de felicidad.
“Sé que mi madre, desde el cielo, también celebra este logro con nosotros”, expresó emocionado.
Carmen González, originaria de San Pedro de Macorís, es ahora un símbolo de perseverancia y amor incondicional, demostrando que, con esfuerzo y determinación, los sueños pueden convertirse en realidad.