Santo Domingo.- El Senado de la República Dominicana celebra 180 años de historia, siendo considerado el corazón de la legislación dominicana y custodiando los eventos más importantes que han dado forma a la llamada Cámara Alta.
El Estado dominicano se estructura en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Dentro del poder legislativo, el Senado comparte responsabilidades con la Cámara de Diputados.
La periodista Pamela Rojas entrevistó al historiador Welnel Feliz, parte de la Dirección Técnica de Revisión Legislativa del Senado, quien explicó en el programa Bajo el Foco la historia de esta institución.
«El término ‘Cámara Alta’ proviene de su ubicación original, inspirado en la antigua Grecia, donde el Senado se situaba en lugares elevados, no por superioridad, sino por espacio», explicó Feliz.
El Senado de la República Dominicana fue creado el 6 de noviembre de 1844 con la constitución, bajo el nombre de Consejo Conservador, cuyos miembros eran elegidos cada seis años.
Inicialmente compuesto por cinco miembros, uno por cada provincia, la constitución de enero de 1854 revisó el Consejo Conservador, transformándolo en el Senado y duplicando el número de miembros.
VER TAMBIÉN: Senado juramenta nuevos diputados del PARLACEN en medio de apagón
Entre 1866 y 1878, el poder legislativo se limitó solo a la Cámara de Diputados, con una ausencia adicional de 27 años entre 1880 y 1907, cuando se votó por un congreso compuesto únicamente por diputados. En 1908, tras la Reforma Constitucional, el Senado adquirió un carácter permanente, manteniéndose en sesión continua.
Durante la dictadura de Trujillo, el historiador señaló que «funcionó como todas las instituciones al servicio de Trujillo, respondiendo a sus intereses. Sin embargo, Trujillo se aseguraba de que sus principales leyes fueran primero conocidas por el Senado».
En 1935, el Senado aprobó la Ley que cambió el nombre de la ciudad de Santo Domingo a Ciudad Trujillo. Ambas cámaras también apoyaron declarar a Rafael Leonidas Trujillo como presidente vitalicio. En 1940, el Senado aprobó que el retrato del dictador fuera colocado junto a los de Duarte, Sánchez y Mella en las escuelas y oficinas públicas.