En un sorprendente giro de los acontecimientos, Donald Trump ha asegurado su posición como el principal contendiente del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de noviembre tras ganar las primarias del estado de Iowa el pasado lunes. A pesar de las inclemencias del tiempo que amenazaban con disminuir la participación, el ex presidente, de 77 años y enfrentando cuatro cargos criminales, superó ampliamente a sus rivales más cercanos, Nikki Haley y Ron DeSantis, aunque aún no se conocen los detalles exactos de la ventaja.

Según informes de CNN, Trump, cuya popularidad se refleja en las encuestas con una posible ventaja sin precedentes del 50% en intenciones de voto, ha pronosticado una «velada tremenda» a sus seguidores. La victoria en Iowa es crucial para el magnate, ya que una derrota podría haber debilitado su estatus de favorito indiscutible y alterado el curso de la campaña.

El estado del medio-oeste ha desempeñado un papel crucial en la carrera presidencial, y la victoria en Iowa refuerza la posición de Trump en su búsqueda de la nominación republicana. Con los votantes congregándose en escuelas, bibliotecas y estaciones de bomberos para participar en los reconocidos «caucus» o asambleas electorales, la noche en Iowa marcó un hito significativo en la carrera hacia las elecciones presidenciales de Estados Unidos.