Detrás del Palacio Nacional de Haití, en el Gymnasium Vincent, más de mil personas, la mitad de ellas menores de edad, enfrentan la vida en un refugio improvisado. Este lugar, que solía ser un centro deportivo y recreativo en Puerto Príncipe, se ha convertido en un símbolo de la inseguridad que azota al país. Atrapados en medio de una espiral de violencia alimentada por bandas armadas, estas familias viven con miedo constante, especialmente durante los enfrentamientos entre la policía y los delincuentes, cuyos tiroteos a menudo alcanzan las paredes del recinto.

La reciente fuga masiva de prisioneros de dos cárceles cercanas ha aumentado aún más la sensación de peligro. Cinco personas resultaron heridas por disparos durante este incidente, lo que refleja el clima de temor e incertidumbre que se vive en el campamento. Además del riesgo de violencia, las familias también enfrentan la amenaza de la temporada de huracanes en el Atlántico, con muchas carpas dañadas que necesitan reparación urgente.

A pesar de todo, las personas en el Gymnasium Vincent no desean mudarse a otro refugio; lo que realmente desean es regresar a sus hogares. Sin embargo, la situación en Puerto Príncipe, y en todo el país, sigue siendo precaria, con la inseguridad siendo una constante en la vida diaria. La esperanza de un cambio positivo está presente, especialmente con la llegada del designado primer ministro, pero también existe un escepticismo sobre si realmente se podrá abordar y resolver los problemas profundos que enfrenta Haití.