El misterio que rodea la supuesta «lista de clientes» de Jeffrey Epstein sigue sin resolverse, y, según expertos, es improbable que esta información llegue a ser de dominio público. Un exoficial de la CIA, John Kiriakou, quien fue encarcelado en 2012 por filtrar técnicas de interrogación de la agencia, ha expresado su perspectiva. Él sugiere que la lista contiene información de inteligencia demasiado valiosa como para que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) la revele simplemente por demanda popular.
Kiriakou cree firmemente que Epstein fue un «agente de acceso» del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, una teoría que, si bien nunca se ha establecido oficialmente, para él «tiene perfecto sentido». La idea de Epstein como un «agente de acceso» implica que, en lugar de reclutar directamente a figuras poderosas sin vulnerabilidades financieras, un servicio de inteligencia reclutaba a alguien como Epstein que tuviera acceso a ellas, financiando sus operaciones, como la posesión de una isla privada. Es relevante que la familia de Ghislaine Maxwell, cómplice de Epstein, también ha sido vinculada al Mossad, con alegaciones de que su padre, Robert Maxwell, era un espía israelí.
Kiriakou sugiere que un número de personas mayor de lo que se cree pudo haber tenido acceso a esta información. De hecho, Virginia Giuffre, una de las principales acusadoras de Epstein, y otras cinco mujeres, declararon en sus demandas que había habitaciones con bancos de monitores que grababan cada espacio, incluidos los baños. Esto, según Kiriakou, significa que cualquier persona encargada de monitorear esas pantallas habría estado al tanto de las interacciones con menores, reforzando la idea de que una lista de clientes «tuvo que haber existido». Incluso se menciona la existencia de un «libro negro» que se vendió en Sotheby’s.
La gestión de esta situación por parte de la administración de Donald Trump también ha generado controversia. La exfiscal general Pam Bondi enfrentó escrutinio por prometer la liberación de archivos relacionados con Epstein, solo para que el Departamento de Justicia declarara después que la «lista de clientes» nunca existió. Bondi también desestimó las especulaciones de que la muerte de Epstein en 2019 no fue un suicidio. Trump, por su parte, reaccionó con enojo, instando a sus partidarios a «pasar página» y tildándolos de «cobardes» por creer en una «farsa dirigida por demócratas». Sin embargo, Kiriakou descarta la idea de que la administración esté reteniendo información porque el propio presidente esté implicado.
La teoría de la conexión con el Mossad no es exclusiva de Kiriakou. Tucker Carlson, exconductor de Fox News, ha hecho afirmaciones similares, sugiriendo que Epstein era un agente israelí involucrado en operaciones de chantaje a políticos estadounidenses. Carlson ha cuestionado la misteriosa fortuna de Epstein, señalando su drástica transición de profesor de matemáticas a poseer múltiples aviones, una isla privada y la residencia más grande de Manhattan, sin una explicación clara de su riqueza. Para Carlson, la conexión de Epstein con un gobierno extranjero es «extremadamente obvia» y se refiere específicamente a sus estrechos lazos con el ex primer ministro israelí Ehud Barak, quien lo visitó en numerosas ocasiones e incluso se alojó en su casa. Carlson ha expresado su creencia de que esta conexión no se discute públicamente por miedo a ser calificado de «anti-Israel» o «antisemita», algo que él niega categóricamente. Carlson incluso afirmó que «cada persona en Washington D.C.» comparte su sentimiento y ninguno de ellos «odia a Israel».
En última instancia, la razón por la que la supuesta lista de clientes de Epstein permanece oculta, según estas perspectivas, radica en su potencial como herramienta de inteligencia y las profundas implicaciones políticas y de seguridad nacional que podría acarrear su revelación.