lunes, junio 30, 2025
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    El Inesperado Giro de Trump en la OTAN

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    El presidente Donald Trump ha protagonizado un sorprendente y drástico cambio en su relación con la OTAN, una alianza a la que en el pasado no dudó en criticar, tildándola de «obsoleta», e incluso amenazar con abandonar. Tras la cumbre de 2025 celebrada en La Haya, Trump ofreció un respaldo rotundo a la organización, compartiendo una perspectiva que marca un antes y un después: «Salí de aquí de manera diferente. Salí de aquí diciendo que estas personas realmente aman a sus países». Este viraje es, sin lugar a dudas, tan inesperado como significativo en el panorama geopolítico actual.

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    Esta notable transformación se produce en un momento de gran relevancia, con las naciones de la OTAN comprometiéndose a elevar significativamente su objetivo de gasto en defensa, duplicando el umbral del 2% al 5% del Producto Interno Bruto. A diferencia de años anteriores, marcados por la fricción y los intensos roces con líderes mundiales, la cumbre de este año exhibió un tono marcadamente distinto. El presidente Trump fue recibido con todos los honores por la realeza holandesa y el propio secretario general de la OTAN se refirió a él de forma inusual, e incluso cariñosa, como «papá». Por su parte, Trump no escatimó elogios para el patriotismo de los aliados europeos, transmitiendo a los reporteros un mensaje claro y conciliador: «No es una estafa, y estamos aquí para ayudarles».

    Un factor clave que contribuyó a esta revitalizada postura de fuerza de Trump fue la reciente acción militar de Estados Unidos en Irán, que logró paralizar la infraestructura nuclear del país persa. Según fuentes de inteligencia estadounidenses y aliadas, esta operación estratégica retrasó las ambiciones nucleares de Teherán por varios años. Esta acción no solo demostró una capacidad militar formidable, sino que también sirvió como una advertencia estratégica contundente a otros adversarios de la OTAN, como Rusia y China. Giedrimas Jeglinskas, exfuncionario de la OTAN y actual presidente del comité de seguridad nacional de Lituania, destacó que este ataque, que implicó el uso de armamento y bombarderos altamente sofisticados, fue fundamental para la reconstrucción de la narrativa de disuasión de Occidente.

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    Expertos en política exterior coinciden en que la reciente vitalidad de la OTAN es el resultado de la convergencia de dos fuerzas motrices principales: la invasión rusa de Ucrania en 2022 y la presión incesante ejercida por Trump sobre los aliados para que aumentaran sus aportaciones en defensa. Matthew Kroenig, vicepresidente del Centro Scowcroft del Atlantic Council, enfatizó que el presidente «está en la cresta de la ola» con estas victorias en política exterior, y añadió que, aunque «todo presidente desde Eisenhower ha quejado de que los aliados de la OTAN no cumplen con su parte», ha sido Trump quien finalmente consiguió que los escucharan. La «diplomacia contundente» de Trump, a pesar de su estilo poco convencional, es reconocida por impulsar un «cambio tectónico» en las capacidades de la alianza, algo que Jeglinskas considera un «regalo para la alianza».

    El historial de Trump con la OTAN ha sido, sin duda, tempestuoso. Durante su campaña de 2016, calificó a la alianza de «obsoleta» y criticó duramente a los aliados por no asumir su «parte justa», afirmando que les «está costando demasiado dinero» y que Estados Unidos está «pagando desproporcionadamente». Aunque suavizó su retórica al inicio de su presidencia en febrero de 2017, manteniendo el apoyo a la OTAN, continuó presionando para que los miembros alcanzaran el objetivo del 2% del PIB en gasto de defensa para 2024. En la cumbre de Bruselas de 2018, incluso llegó a amenazar en privado con retirar a Estados Unidos de la OTAN si los aliados no incrementaban su gasto, si bien después la denominó una «máquina bien engrasada» tras conseguir nuevos compromisos. Las tensiones persistieron en la cumbre de Londres de 2019, con enfrentamientos públicos con el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro canadiense Justin Trudeau. En 2020, ordenó la retirada de 12.000 tropas estadounidenses de Alemania debido a los déficits de defensa de Berlín. Y en febrero de 2024, sus comentarios sobre permitir a Rusia «hacer lo que quisiera» con los países de la OTAN que no cumplieran sus obligaciones de gasto generaron gran preocupación y propiciaron conversaciones de contingencia entre los líderes europeos sobre el futuro de la alianza.

    Pero ahora, en junio de 2025, la cumbre en La Haya se desarrolló con una calma sorprendente y una acogida de «alfombra roja». La bienvenida real, los elogios recibidos y los recientes logros militares de Estados Unidos pintan un panorama de una OTAN fortalecida y, para muchos, con Donald Trump como su inusual, pero efectivo, benefactor. Este giro representa un punto de inflexión para la alianza, ilustrando cómo tanto la presión constante como los eventos geopolíticos pueden redefinir y fortalecer alianzas vitales.

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