Entre las razones por las que algunos votantes árabes estadounidenses apoyaron a Donald Trump estaba que creían que sus prominentes partidarios serían clave en la próxima administración.
A una semana de haber ganado en ciudades con mayoría árabe, Donald Trump ha designado a figuras cercanas a Israel en su administración, incluyendo un embajador que ha cuestionado la existencia de un pueblo palestino. Sin embargo, quienes lideraron su acercamiento a los árabes estadounidenses durante la campaña aún no tienen roles asignados.
Estos nombramientos han generado reacciones divididas en comunidades árabes y musulmanas de Michigan, un estado clave que apoyó a Trump. Algunos, descontentos con la política de la administración previa, ven con cautela los primeros movimientos del presidente electo. Otros, como Albert Abbas, líder comunitario en Dearborn, piden tiempo: “Es muy pronto para juzgar. Hay que dejarlo trabajar por la paz”, afirmó.
Trump ha prometido resolver los conflictos en Medio Oriente, aunque sin detallar cómo lo hará. Mientras tanto, figuras como Mike Huckabee, futuro embajador en Israel, y Marco Rubio, nominado a secretario de Estado, generan alarma entre árabes estadounidenses por su postura pro-Israel y su rechazo a un alto al fuego en Gaza.
La comunidad, que votó mayoritariamente contra Kamala Harris, enfrenta ahora un dilema: balancear su descontento con la política exterior de Biden con la incertidumbre que generan las decisiones iniciales de Trump. Algunos líderes advierten que las expectativas puestas en su administración podrían ser desafiadas por un gabinete que prioriza alianzas tradicionales sobre nuevos acercamientos.
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