En un deporte marcado históricamente por historias de lucha y supervivencia, donde el 99.99% de los boxeadores provienen de la pobreza extrema, surge una figura que rompe con todos los moldes tradicionales. Se trata de Sebastián Mencía, un joven de 19 años cuya historia es la antítesis de la narrativa que ha dominado el boxeo por generaciones.
Hijo de una familia económicamente privilegiada, formado académicamente en el prestigioso Colegio Carol Morgan y residente en la avenida Anacaona, Mencía creció rodeado de comodidades que rara vez se relacionan con un pugilista. Sin embargo, su pasión por el cuadrilátero es tan genuina como la de cualquier boxeador que haya salido de los barrios más humildes.
“Vengo a un mundo que ya conozco. Rudo, violento, pero donde también se aprende a crecer. Aquí das el máximo o tu rival te pasa la cuenta”, expresó el joven peleador, quien combina disciplina, fe y una formación académica de excelencia para construir una carrera prometedora dentro del boxeo profesional.
Aunque su origen pudiera parecer distante del estereotipo del boxeador, Mencía asegura que está en el ring por pura fascinación. “Si soy la excepción, ha sido por casualidad. Llegué al boxeo igual que todos: porque me encanta. Agradezco a mis entrenadores Osvaldo Guzmán y al excampeón mundial Julio César Green, así como a mi equipo y al público que me apoya”.
Su incursión en el deporte comenzó a los 13 años, inicialmente como una rutina de fitness, mientras jugaba fútbol en el Colegio Calasanz. Fue su propio padre, Vladimir Mencía —ingeniero civil y acústico— quien lo motivó a tomarse en serio el entrenamiento.
“Cuando vi que le gustaba, lo apoyé sin pensar en eso de que el boxeo era un deporte para pobres. Si quiere seguir, aquí estoy; si quiere retirarse, igual lo apoyaré. Nunca ha descuidado sus estudios”, señaló.
Sebastián ya acumula resultados importantes en el ámbito juvenil, incluyendo medallas de oro en Juegos Escolares y otros eventos nacionales. Actualmente cursa Administración de Empresas en UNIBE, manteniendo un índice académico impecable.
Mientras su hermano Alejandro continúa la tradición familiar como ingeniero, “Seba”, como lo llaman en casa, se prepara para el siguiente gran paso de su carrera: su debut profesional el 13 de diciembre ante Juan Constanza, experimentado competidor en artes marciales mixtas y kickboxing. La pelea será a seis asaltos en el coliseo Carlos Teo Cruz.
El joven ya genera expectativa en el público. Centenares de amigos, compañeros y curiosos han adquirido boletos para verlo, impulsados también por la amplia promoción que su padre ha desplegado en pantallas y plazas comerciales de Santo Domingo.
El evento, organizado por Shuan Boxing, marcará el cierre del año e incluirá dos combates estelares: el regreso de Erick “Mini Pacman” Rosa frente al mexicano Luis Enrique de la Mora Beltrán, y la participación del clasificado mundial Edwin de los Santos ante el también mexicano Eliot Chávez, ambos pactados a 10 asaltos.
Sebastián Mencía promete ser más que una historia atípica: podría convertirse en la nueva cara del boxeo dominicano.
