Hoy, 6 de marzo, conmemoramos el nacimiento de una de las figuras políticas más influyentes en la historia de la República Dominicana: José Francisco Peña Gómez. Nacido en 1937 en Loma del Flaco, provincia de Valverde, Peña Gómez dejó un legado imborrable en la política dominicana como un líder carismático y un orador magistral.
Peña Gómez nació un día como hoy en el año 1937 en Loma del Flaco, provincia Valverde. Aunque nunca alcanzó la presidencia del país, es considerado como uno de los más importantes líderes de masa, que gracias a su activismo político, fervor y manejo de la palabra logró marcar un antes y un después en la política dominicana.
El político tuvo que vivir una vida difícil desde muy temprana edad, ya que con unos tres meses de nacido fue abandonado por sus padres, que se vieron obligados a salir del país luego de que el dictador Rafael Leónidas Trujillo ordenara la matanza de haitianos.
Tras esto, fue adoptado por una pareja de clase pobre, Regino Peña, un pequeño propietario agrícola, y Fermina Gómez, una vendedora de frutas, quienes se preocuparon por proveerle una buena educación logrando que Peña concluyera sus estudios en una pequeña escuela rural en Hato Nuevo.
Aunque nunca ocupó la presidencia, Peña Gómez se destacó como uno de los líderes de masas más importantes del país, gracias a su activismo político y su habilidad para cautivar a las multitudes con su elocuencia. Sus raíces humildes no le impidieron alcanzar la excelencia académica; graduado en Derecho por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), siempre tuvo el deseo de convertirse en abogado.
Además de su carrera política, Peña Gómez demostró su dedicación como educador, enseñando desde la alfabetización hasta la educación secundaria y primaria en distintas instituciones del país. También incursionó en el mundo de la radio como locutor y narrador deportivo en «La Voz Dominicana».
Su ingreso al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en 1961 marcó el inicio de una carrera política ascendente. Tras la partida de Juan Bosch, Peña Gómez emergió como la figura principal del partido, destacándose por su valentía al anunciar la sublevación de campamentos militares en 1965.
A pesar de no alcanzar la presidencia en sus intentos electorales en 1990 y 1994, Peña Gómez fue un defensor incansable de la democracia dominicana, liderando el Pacto por la Democracia para garantizar elecciones justas y transparentes.
Su legado perdura incluso después de su prematura muerte en 1998, a causa de un edema pulmonar y su batalla contra el cáncer de páncreas. Recordado por su humildad y su compromiso con su pueblo, Peña Gómez sigue siendo una figura emblemática en la historia política de la República Dominicana, siendo hasta hoy uno de los pilares del Partido Revolucionario Dominicano, junto a Juan Bosch.