Una semana después del devastador incendio en la discoteca Jet Set, ocurrido la madrugada del pasado martes en Santo Domingo, el municipio Bajos de Haina permanece sumido en un dolor profundo y palpable. La tristeza se respira en cada rincón, y la cotidianidad parece haberse detenido.
Donde antes había risas y bullicio, ahora reina el silencio. Las calles, usualmente animadas, hoy cuentan historias en voz baja, recordando a aquellos que partieron abruptamente. La comunidad entera intenta sobrellevar la pérdida de 25 de sus miembros, cuyas vidas quedaron truncadas en un instante que nadie podrá olvidar.
En el cementerio local, se concentran no solo los restos de las víctimas, sino también los sueños, metas y esperanzas que quedaron sepultadas. Cada flor, cada lágrima, es un testimonio del dolor que embarga a Haina.
La tragedia dejó una estela de orfandad y vacío. Niños que hoy despiertan sin sus padres o abuelos, parejas separadas por la fatalidad, familias desgarradas. La pérdida ha calado tan hondo que incluso las personas más marginalizadas, aquellas que suelen pasar desapercibidas, han guardado silencio, como si compartieran el duelo colectivo.
“Los haineros estamos muy tristes. Hasta quienes deambulan por las calles en estado de abandono están en silencio, como si comprendieran la magnitud de lo ocurrido”, expresó con voz entrecortada Miledys Maldonado, presente en el acto conmemorativo realizado en el Polideportivo de Haina.
A lo largo de sectores populares como El Centro, El Distrito, Villa Lisa, Bella Vista, La Duarte y otros, se percibe un ambiente inusualmente callado. Las voces se han vuelto suaves, casi apagadas. Las iglesias han intensificado sus oraciones, y hasta los colmados y discotecas mantienen sus equipos de sonido a bajo volumen, como muestra de respeto al duelo colectivo.
La atmósfera parece haberse tornado más gris. Incluso el sol parece opaco, como si el cielo mismo llorara junto al pueblo de Haina.
En cada esquina resuena con nostalgia la voz del merenguero Rubby Pérez, hijo ilustre del municipio, quien también perdió la vida en la tragedia que ya ha dejado 226 fallecidos y más de 180 heridos. Canciones como “Volveré”, “No voy a llorar” y “Buscando tus besos” ahora son himnos de despedida en los barrios que lo vieron crecer.
Las víctimas que ya no están
El luto de Haina se acompaña de nombres y rostros imborrables. Según el informe de la alcaldía, 25 personas del municipio fallecieron y cinco lograron sobrevivir. Entre los fallecidos están las hermanas Lucía y Ruth Dilania de la Cruz, junto a sus esposos, Joel Manuel Santana Pion y Juan Manuel Santana Olivero. Estas dos parejas dejaron a cinco hijos en la orfandad.
También se recuerda a Juana Vásquez, conocida cariñosamente como Marisol, una mujer que iluminaba cada espacio con su alegría. Luis Emilio y Milagros Guillén, hermanos inseparables, también figuran entre los que ya no están.
Otros nombres que resuenan con fuerza en los corazones de sus vecinos son Ysabel Betania Cabrera y su esposo, Héctor Bienvenido Peguero Ramírez, Damaris Altagracia Montás, Rosa Herminia Pérez, Clasrislenny Peguero Castro, Aroel Nolasco Contreras, Ramón Santana, Enrique Blanco (Tito Blanco), Andrea Medina, Rosa Hernández de Jesús, Andrea Florentino, Ramón Teodoro Jiménez, Marylenny Pilarte, Andrés Pichardo, Omero Astacio y Gloria García.
Todos ellos dejan un legado de humanidad y servicio, siendo recordados no solo por cómo murieron, sino por cómo vivieron.