En los últimos dos años, la ciudad de Nueva York ha acogido a alrededor de 200,000 inmigrantes, proporcionándoles refugio y otros servicios, según el alcalde Eric Adams. Este flujo ha sido impulsado en parte por la protesta del gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, quien envió autobuses con inmigrantes que acababan de cruzar la frontera en respuesta a la política migratoria del presidente demócrata Joe Biden.
De estos inmigrantes, más de 65,000 aún permanecen en el sistema de albergues públicos, con una estadía limitada a 30 días para solteros y 60 días para familias con niños. Ante este flujo continuo, la ciudad ha tenido que recurrir a alquilar hoteles y levantar carpas gigantes para darles albergue.
Además del alojamiento, la ciudad proporciona comida, servicios médicos, educación para los niños y asistencia legal para solicitar asilo y permisos de trabajo. El aumento en el número de inmigrantes ha llevado a un triple aumento en el sistema de refugios en solo dos años.
Con la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Biden que limita la entrada de solicitantes de asilo a través de la frontera, se espera que el flujo de inmigrantes hacia la ciudad disminuya. Sin embargo, las ciudades receptoras de inmigrantes, en su mayoría gobernadas por demócratas, continúan reclamando financiamiento para hacer frente a esta situación.
