«Culpar a un cónyuge por presuntas malas acciones puede ayudar a aliviar la presión inmediata sobre un funcionario público. Al igual que en la historia de Adán y Eva, algunos hombres acusan a sus esposas cuando enfrentan acusaciones de mala conducta. Este es el caso del senador estadounidense Bob Menéndez y del juez de la Corte Suprema Samuel Alito, quienes han culpado a sus esposas por episodios que han causado problemas políticos o legales.
El juez Alito, uno de los miembros más conservadores de la Corte Suprema, explicó a un medio estadounidense que una bandera estadounidense al revés, símbolo de protesta de «Stop the Steal» de los partidarios de Donald Trump, ondeaba en su jardín delantero debido a una disputa de su esposa Martha-Ann Alito con los vecinos sobre un cartel contra Trump.
En el caso de Menéndez, su abogado Avi Weitzman señaló en un tribunal federal en Nueva York que la esposa del senador, Nadine Menéndez, estaba implicada en un plan de soborno que involucraba a gobiernos extranjeros y cientos de miles de dólares en regalos. Weitzman afirmó que Nadine trató de obtener dinero en efectivo y bienes de cualquier manera posible, manteniendo a su esposo ignorante de sus acciones.
Nadine Menéndez enfrenta cargos en el caso, pero será juzgada por separado debido a un diagnóstico de cáncer de mama. Se ha declarado inocente y su abogado se negó a comentar.
Culpar a un cónyuge puede aliviar la presión inmediata sobre un funcionario público, pero también expone la relación más íntima al escrutinio y al desprecio. El público suele exigir estándares éticos más altos para las mujeres que para los hombres, lo que puede llevar a que los hombres piensen que culpar a sus esposas podría protegerlos de las críticas, según Jennifer Palmieri, estratega política.
Eludir la controversia política culpando a la esposa puede provocar acusaciones de sexismo, ya que juega con estereotipos negativos de esposas políticas manipuladoras. El caso del juez Alito presenta a su esposa como una persona con opiniones fuertemente sostenidas que se convierten en una responsabilidad para su esposo.
Los escándalos de cónyuges políticos suelen surgir de la tensión creada cuando uno de los cónyuges asciende a un trabajo de alta visibilidad que está sujeto a leyes y códigos de ética particulares. Esto puede convertir a los cónyuges en chivos expiatorios naturales cuando algo sale mal, ya sea que lo acepten o no. El exrepresentante Brian Baird señaló que tales conflictos no son normales, ya que implican acciones cuestionables o enriquecedoras que socavan el sistema político.»
