El portaaviones más avanzado de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford, llegó este domingo al mar Caribe en una clara demostración de fuerza militar, en un momento en que aumentan las tensiones entre Washington y el gobierno de Nicolás Maduro. La presencia de esta gigantesca nave ha generado cuestionamientos sobre el verdadero objetivo del despliegue, presentado oficialmente como parte de una operación antidroga.
Según informó la Armada estadounidense, el arribo del portaaviones forma parte de la “Operación Southern Spear”, una ofensiva militar que ha concentrado en la región a cerca de 12,000 soldados y una docena de buques de guerra, la mayor movilización de este tipo en décadas. Desde septiembre, la campaña militar ha ejecutado al menos 20 ataques contra embarcaciones acusadas de transportar drogas, causando alrededor de 80 muertes.
El grupo de ataque del Ford, que incluye aviones de combate y destructores con misiles guiados, cruzó el paso de Anegada, cerca de las Islas Vírgenes Británicas. El contralmirante Paul Lanzilotta, comandante del grupo, afirmó que su misión es “proteger la seguridad y la prosperidad de nuestra nación contra el narcoterrorismo en el hemisferio occidental”.
Sin embargo, el despliegue ha generado dudas dentro y fuera de Estados Unidos. Aunque la administración Trump insiste en que la operación se enfoca en frenar el tráfico de drogas hacia su territorio, no ha presentado evidencia que respalde que las personas muertas en los ataques eran realmente “narcoterroristas”.
Además, el propio presidente Trump sugirió que las acciones militares podrían ampliarse, señalando que también buscará “detener la entrada de drogas por tierra”, lo que ha avivado las sospechas sobre posibles presiones directas al régimen venezolano.
Analistas señalan que, aunque un portaaviones como el Ford no es la herramienta más efectiva para combatir cárteles, sí puede funcionar como un instrumento de presión geopolítica. Su presencia podría reforzar la estrategia de Washington para debilitar al gobierno de Maduro o empujar a una eventual negociación política.
Por ahora, el desembarco del USS Gerald R. Ford en el Caribe marca un nuevo capítulo en la ya compleja relación entre Estados Unidos y Venezuela, y eleva la tensión en una región que no veía un despliegue similar desde la Guerra Fría.




