miércoles, octubre 8, 2025
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    Venezuela y Estados Unidos: tensión renovada y la ofensiva contra el Cartel de los Soles

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    La relación entre Venezuela y Estados Unidos atraviesa un nuevo capítulo de alta tensión, marcado por la estrategia del presidente Donald Trump de golpear directamente al Cartel de los Soles, una de las estructuras criminales más señaladas de América Latina, presuntamente liderada desde las esferas más altas del poder venezolano.

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    El Cartel de los Soles es el nombre con el que agencias internacionales de seguridad han identificado a una red de narcotráfico compuesta por altos mandos militares y políticos venezolanos, cuya operación se habría consolidado en las últimas dos décadas bajo la protección del Estado. De acuerdo con informes estadounidenses, esta organización se dedica al tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, utilizando las costas venezolanas y la porosa frontera con Colombia como principales rutas.

    Donald Trump ha colocado este tema en el centro de su política hacia Venezuela. Desde Washington, su gobierno sostiene que el presidente Nicolás Maduro no solo dirige un aparato político autoritario, sino que también utiliza los recursos del Estado para proteger y expandir la influencia del Cartel de los Soles. Según esta visión, la lucha contra Maduro y la lucha contra el narcotráfico son dos caras de la misma moneda.

    En este contexto, Trump ha diseñado un plan de múltiples fases. Primero, fortalecer las operaciones de inteligencia en el Caribe y Suramérica, ampliando la cooperación con Colombia, Brasil y países del Caribe Oriental. Segundo, incrementar la presión diplomática sobre Maduro, vinculando las denuncias de narcotráfico con violaciones a los derechos humanos y corrupción estatal. Y tercero, desplegar de forma más activa al Comando Sur en maniobras navales y aéreas, bajo el argumento de “proteger la seguridad hemisférica”.

    Este plan, que ya ha tenido resultados parciales en incautaciones marítimas y desmantelamiento de rutas de abastecimiento, representa un desafío directo al gobierno de Maduro, que responde acusando a Washington de librar una guerra híbrida contra Venezuela. Maduro, por su parte, busca apoyo en aliados como Rusia, China e Irán, tanto para sostener su economía golpeada por las sanciones como para blindarse militarmente frente a lo que califica como “un plan de intervención disfrazado de lucha antidroga”.

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    La confrontación, sin embargo, no se limita a lo militar o lo judicial. También tiene un fuerte componente político. Trump se presenta ante su electorado como el líder que enfrentará sin titubeos a los carteles internacionales y a lo que denomina “narco-dictaduras”, mientras Maduro aprovecha la narrativa de resistencia frente a Estados Unidos para reforzar su control interno y movilizar a sectores del chavismo que ven en estas medidas una amenaza a la soberanía nacional.

    En este choque de estrategias, la población venezolana sigue en medio de la crisis. La presión internacional aumenta el aislamiento del país, mientras las sanciones económicas continúan afectando el acceso a bienes y servicios. A su vez, el negocio del narcotráfico persiste como un factor de poder paralelo que agrava la corrupción y la violencia.

    En conclusión, el plan de Donald Trump para acabar con el Cartel de los Soles no es solamente una ofensiva antidroga; es, sobre todo, una estrategia política para forzar la salida de Maduro del poder. La pregunta es hasta qué punto esta presión escalará hacia un enfrentamiento más directo o si, por el contrario, abrirá espacio para una negociación que redibuje el mapa político y criminal en Venezuela.


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