Don Agustín Frías, de 62 años, junto a sus tres hermanos, todos de edad avanzada, enfrenta una dramática situación de pobreza extrema en el sector 27 de Febrero, en el Distrito Nacional.
Residen en una humilde vivienda ubicada en la calle Primera, número 89, construida con planchas de zinc deterioradas, sin condiciones mínimas de habitabilidad. El techo presenta múltiples agujeros, lo que permite la entrada del agua cada vez que llueve, agravando aún más su precaria situación.
“Nosotros mismos pusimos algunos zincs, pero los gatos los rompen, y cuando cae agua, se moja todo. Lo que necesitamos es ayuda con zincs y algunas tablas para reparar esto”, expresó Frías, señalando las filtraciones visibles.
Los cuatro hermanos, todos mayores de 60 años, padecen diversas condiciones de salud que les imposibilitan realizar trabajos para su sustento, por lo que dependen exclusivamente de la solidaridad de vecinos y personas de buen corazón que les asisten ocasionalmente.
Frías ha intentado acceder a programas sociales del Estado, como el Bono Luz, Bono Gas y la tarjeta Progresando con Solidaridad, sin obtener respuesta favorable hasta el momento. Incluso, la Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Condonbosco) ha intervenido para gestionar las ayudas, pero tampoco ha logrado avances concretos.
La situación de esta familia pone en evidencia la vulnerabilidad que aún afecta a muchos adultos mayores en comunidades empobrecidas del país, y la necesidad urgente de respuestas institucionales efectivas.