Santo Domingo. – La Policía Nacional asegura estar reforzando las acciones para enfrentar el problema de los parqueadores informales que, sin autorización legal, cobran a ciudadanos por estacionarse en las calles del país, muchas veces de manera compulsiva y bajo amenazas.
El vocero de la institución, coronel Diego Pesqueira, indicó que desde hace meses han recibido múltiples denuncias sobre la presencia de personas que “se atribuyen el uso de los espacios públicos” y pretenden cobrar de forma obligatoria a quienes se estacionan, especialmente en zonas comerciales y alrededores de instituciones estatales.
“Se están tomando medidas. Hay unidades preventivas que patrullan estas áreas y actúan cuando se detectan cobros indebidos. Si alguien se siente amenazado o forzado a pagar, puede comunicarse directamente con nosotros al 809-682-2151”, expresó Pesqueira.
El portavoz confirmó que, aunque algunos parqueadores han sido detenidos por estas prácticas, son despachados en el tiempo prudente que establece la ley. “Este es un país libre y democrático. No podemos impedirle a nadie estar en un espacio público, pero sí podemos actuar si incurren en extorsión o amenazas”, subrayó.
La otra cara: sobrevivencia sin oportunidades
Del otro lado del conflicto están los llamados “cuida carros”, quienes aseguran que no son delincuentes ni extorsionadores, sino padres de familia que buscan sobrevivir ante la falta de empleo formal.
Josélito, parqueador en una zona del Distrito Nacional, afirma que lleva 10 años en el oficio y que su intención es “hacer lo correcto”. “Nosotros cuidamos los vehículos. Aquí no se pierde retrovisor, ni carro, ni nada. Lo que pedimos es una colaboración, no obligamos a nadie. Yo le digo al que parqueo: si está en su alcance, dé algo, si no, todo bien”, explicó.
Se queja de que algunos policías, en lugar de regular, han querido imponer pagos clandestinos.
“Hay uno que se cogió con nosotros porque no le queremos pagar peaje. Pero nosotros no trabajamos para nadie, lo hacemos por nuestra cuenta para alimentar nuestras familias”, dijo.
“No somos todos iguales”
José Milos Jiménez, otro parqueador del malecón, afirma que han sido estigmatizados por las malas acciones de unos pocos. “Aquí estamos organizados por un síndico. Si uno falta el respeto o hace algo mal, se saca del grupo. Yo tengo 20 años cuidando carros y nunca he agredido a nadie. No todos somos iguales”.
Criticó que se les arreste sin ofrecerles una solución de empleo o regulación. “Somos gente que votamos, que tenemos familia. Si el presidente no tiene empleo para todos, ¿qué hacemos? ¿Atracamos? No. Aquí estamos buscando una libra de arroz para cocinar mañana”.
Mientras tanto, el conflicto sigue sin una solución clara. Las autoridades actúan, pero no ofrecen una política integral. Los parqueadores resisten, pero tampoco tienen un marco legal que los ampare. El espacio público se convierte así en territorio en disputa: entre la ley, la necesidad y el silencio institucional.