La noche de este viernes, el Teatro Nacional Eduardo Brito se vistió de gala para rendir homenaje al legendario merenguero Rubby Pérez con el espectáculo “Rubby Pérez Infinito”, una producción que reunió a grandes figuras de la música en honor al artista, fallecido el pasado 8 de abril durante la trágica caída del techo en la discoteca Jet Set, justo cuando celebraba una fiesta.
La velada, que tuvo lugar en la sala Carlos Piantini, formaba parte de los planes originales del intérprete para conmemorar sus 50 años de trayectoria artística. Aunque la fatalidad impidió que Rubby encabezara el concierto, su presencia fue evocada a través de una proyección en movimiento generada con inteligencia artificial, que lo mostró interpretando «O sole mio», tema con el que se abrió el espectáculo a las 8:48 de la noche.
Bajo la dirección musical del maestro Manuel Tejada y el acompañamiento de una orquesta de 36 músicos, más de veinte artistas nacionales e internacionales se unieron para celebrar la vida y legado del «Caballo Mayor del merengue romántico».
Milly Quezada y Frank Ceara abrieron el desfile artístico con un emotivo dúo de “No voy a llorar”, seguido por una participación solista de “La Reina del Merengue”, quien interpretó “Cobarde, cobarde”, “Contigo” y “Ave de paso”, esta última junto a Joselito Trinidad.
El espectáculo también revivió la energía de los años 80 con “El Africano”, a cargo de Los Hermanos Rosario y Miriam Cruz, quienes también interpretaron juntos “Para que no me olvide”. Por su parte, Martha Heredia y Pável Núñez se unieron para cantar “Dame veneno”, aportando otra dosis de sentimiento a la noche.
La lista de artistas que participaron incluyó a Olga Tañón, Joseph Fonseca, Amaury Gutiérrez, Eddy Herrera, Zulinka Pérez, Miguel Báez, Michel “El Buenón”, Jandy Ventura, Alex Bueno, Jorge Gómez, Toño Rosario, Peña Suazo, Carlos Alfredo Fatule, Ana Beatriz Pérez y Laura Taveras Pérez.
«Rubby Pérez Infinito» no solo fue un concierto, sino una emotiva celebración a una de las voces más queridas del merengue, cuya música seguirá sonando más allá de su partida.