El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprovechó su vuelo rumbo a Países Bajos para lanzar fuertes críticas contra España, a la que calificó como “un problema” dentro de la OTAN por su negativa a aumentar el gasto militar al 5% del PIB, objetivo acordado por la mayoría de los países aliados.
Durante su intervención en la red social Truth Social, Trump apuntó directamente contra el gobierno de Pedro Sánchez por su postura reticente y lo tildó de “injusto con el resto de los aliados”, en referencia al acuerdo alcanzado entre España y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que flexibiliza el cumplimiento del porcentaje siempre y cuando se alcancen los objetivos de capacidades militares.
“España ha sido el país que más abiertamente ha rechazado elevar su inversión en defensa”, sostuvo Trump, visiblemente incómodo por el pacto que permite al gobierno español destinar solo el 2,1% de su PIB, en lugar del 5% estipulado como nuevo umbral de gasto para 2032.
Esta no es la primera vez que Trump carga contra sus socios en la Alianza. Ya en 2018, durante la cumbre en Bruselas, amenazó con abandonar la organización si no se duplicaban los niveles de inversión. En aquella ocasión también fue especialmente crítico con Alemania y España.
El nuevo contexto, sin embargo, presenta una OTAN más alineada con los intereses del mandatario estadounidense. Con el liderazgo del neerlandés Mark Rutte como nuevo secretario general, la organización ha adoptado una postura más firme a favor del incremento del gasto militar. Rutte, incluso, ha elogiado públicamente a Trump por lograr lo que “ningún otro presidente estadounidense ha conseguido”.
En su discurso inaugural del cónclave, Rutte subrayó la importancia de reforzar la industria militar occidental, asegurando que Rusia “no puede superarnos en producción y armamento”. Afirmó, además, que “no hay seguridad europea sin un vínculo transatlántico fuerte”.
Sin embargo, la fórmula para alcanzar el 5% ha generado debate. La propuesta plantea que al menos un 3,5% del PIB se destine a gasto militar directo y el 1,5% restante a inversiones complementarias en defensa. Esta estrategia permitió consensuar una declaración que será firmada este miércoles, aunque ha sido calificada por algunos como una “trampa diplomática”.
A pesar de las críticas, el Gobierno español anunció una inyección de 10.000 millones de euros, con la que espera alcanzar el 2% este año, una cifra aún por debajo de la meta impuesta por Trump y respaldada por Washington como un “éxito histórico”.