En un momento de máxima escalada en las tensiones, el régimen iraní ha declarado que seguirá adelante con el desarrollo de su programa nuclear, desafiando los recientes bombardeos estadounidenses que impactaron tres de sus principales instalaciones atómicas. La ofensiva, confirmada por el propio presidente Donald Trump, fue calificada por él como «exitosa» y destinada a frenar la capacidad de Teherán de desarrollar armamento nuclear.
Los ataques, ejecutados el sábado, tuvieron como blanco las plantas de Fordow, Natanz e Isfahán. Según Trump, quien compartió detalles en Truth Social, una «carga completa de bombas» fue lanzada sobre Fordow, la instalación principal, y todos los aviones regresaron ilesos. El mandatario estadounidense llegó a declarar que las «principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido total y completamente destruidas».
La reacción de Teherán fue inmediata y contundente. La Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI) emitió un comunicado a través de los medios estatales, calificando los ataques como «bárbaros» y una flagrante violación del derecho internacional. El organismo aseguró a la nación que, a pesar de lo que considera «complots malvados», el desarrollo de su industria nuclear, vista como un legado de sus «mártires nucleares», no será detenido.
Este asalto estadounidense se produce en un contexto de ofensivas cruzadas entre Irán e Israel, iniciadas por bombardeos israelíes a instalaciones iraníes la semana anterior. Según fuentes israelíes, esta operación previa fue ordenada por el primer ministro Benjamin Netanyahu, en un momento en que Irán se encontraba en negociaciones con Estados Unidos sobre un posible acuerdo nuclear. La Casa Blanca ya había insinuado que el presidente Trump tomaría una decisión crucial sobre una posible acción militar para impedir que Teherán alcanzara la capacidad nuclear armamentística, una decisión que ahora parece haberse materializado. Pese a las acusaciones de Washington y Tel Aviv, Irán ha insistido repetidamente en que su programa nuclear es de naturaleza exclusivamente civil, negando cualquier intención de desarrollar armamento atómico.
Expertos sugieren que este bombardeo podría tener el efecto contrario al deseado, llevando a Teherán a endurecer aún más su postura diplomática. La comunidad internacional sigue de cerca esta peligrosa escalada, temiendo las consecuencias impredecibles que podría acarrear para la estabilidad regional y el futuro del control nuclear a nivel mundial.